Un caso desconcertante de ciberdelincuencia sacude Gaiman: según informó el jefe de la Comisaría local, comisario Damián Lacanette, se ha presentado una denuncia formal por transferencias bancarias realizadas sin autorización desde una cuenta cuyo titular asegura no haber dado permiso alguno.
Cómo ocurrió la estafa
La víctima —junto con su esposa, únicos usuarios registrados de la cuenta— denunció que no tiene conocimiento de la persona receptora del dinero ni del modo en que las transferencias fueron autorizadas. Lo más preocupante es que los montos involucrados son elevados, lo que complica identificar movimientos no registrados con certeza. La causa se encuentra en etapa de investigación, con especial atención a rastrear huellas digitales, registros internos bancarios y posibles accesos indebidos a sistemas financieros.
¿Por qué este caso llama la atención?
Este tipo de estafas difiere de los fraude convencionales en los que una persona suele ser engañada para entregar sus credenciales o dar acceso a sus cuentas. En cambio, aquí las operaciones se ejecutaron directamente desde la cuenta sin intervención explícita de la víctima.
Esa modalidad sugiere técnicas más sofisticadas, que podrían involucrar vulnerabilidades internas del sistema bancario, abuso de acceso interno, suplantación de identidad digital o hacking avanzado.
Además, el hecho de que la víctima maneje grandes volúmenes de dinero añade complejidad, porque los movimientos legítimos y los ilegítimos pueden confundirse. La trazabilidad exige un análisis profundo de logs bancarios, sistemas de autentificación y rastreos digitales.