En un giro inesperado, la División Policial de Investigaciones (DPI) de Trelew le devolvió la sonrisa al dueño del Jardín del Automotor, recuperando su camioneta Amarok azul que había sido robada la semana pasada. La historia, contada por el jefe de la DPI, Edgardo Julián, es un relato que parece sacado de una serie policial, pero que se vivió en la vida real.
Todo comenzó este miércoles, cuando los investigadores recibieron un dato fresco. “Llegaron unos compañeros con cierta información de dónde podía llegar a estar la camioneta. Sería en un domicilio sobre la calle Ayuso, al 600 en barrio 295 viviendas”, relató Julián a un medio local. La sorpresa no terminó ahí: el lugar estaba deshabitado y una mujer con antecedentes, que vivía en el domicilio, ya había estado en el radar de la policía por “otro delito más complejo”.
Una investigación de película
Para confirmar que la camioneta estaba allí, los agentes tuvieron que ponerse creativos. La vivienda, protegida por altos paredones, les impedía ver el interior. Fue entonces que aplicaron una técnica de campo. “Se trata de trabajos de campo que debemos realizar a una cuadra a la redonda a veces, para no saltar paredones”, explicó el jefe de la DPI. Gracias a estas maniobras, pudieron confirmar que el vehículo estaba oculto en el patio trasero de la casa, lo que les permitió solicitar una orden de allanamiento.
La suerte estuvo de su lado. Tras recibir el visto bueno de la Justicia, la policía allanó el domicilio el jueves al mediodía y encontraron la Amarok en perfectas condiciones, con su patente intacta. “Tuvimos la suerte que pudimos secuestrar la camioneta, estaba entera con la chapa patente, así que el propietario estaba re contento”, aseguró Julián, confirmando la restitución del vehículo a su dueño después de las pericias de rigor.
El caso también reveló una red de contactos inesperada en el mundo delictivo. La mujer que vivía en la casa ya estaba siendo investigada por otro delito grave. “No nos deja de sorprender que se terminan relacionados todos entre todos, no hay discriminación de delitos y en el ambiente delictual se conocen entre todos”, reflexionó Julián. Esta declaración evidencia que, en el submundo del crimen, los delincuentes no se especializan en un solo tipo de delito, sino que colaboran entre sí en diferentes hechos, lo que hace que las investigaciones sean aún más complejas. La DPI de Trelew demostró, una vez más, que con ingenio y trabajo duro, se puede estar un paso adelante.